Y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Ap

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lunes, 6 de junio de 2011

La ciudad subterránea de Jerusalén crece y va aumentando el número de visitantes





Isarel.- Debajo de los edificios de piedra y callejuelas atestadas de la antigua Jerusalén, cientos de personas se están moviendo en un determinado momento a través de túneles, cámaras abovedadas medievales y alcantarillados romanos en una ciudad en rápida expansión subterránea, invisible desde las calles superiores.

El Jerusalén subterráneo es muy diferente al de la superficie: el ruido se aleja, el feroz sol del Medio Oriente desaparece, y la luz proviene de lámparas fluorescentes. Hay un olor a tierra y a moho, y la geografía recuerda una ciudad judía que existió hace 2,000 años.

Las excavaciones arqueológicas en la disputada ciudad antigua son una cuestión de inmensa sensibilidad. Para Israel, los túneles son la prueba de la profundidad de las raíces judías, convirtiéndose en una importante atracción turística: el número de visitantes, sobre todo judíos y cristianos, ha aumentado dramáticamente en los últimos años a más de un millón en el 2010.

Muchos palestinos, que rechazan la soberanía de Israel en la Ciudad Sagrada, ven estos túneles como una amenaza a sus propias demandas a Jerusalén. Y algunos críticos dicen que hacen un énfasis exagerado en la historia judía.

Un nuevo enlace subterráneo está a punto de abrir, y cuando eso suceda,habrá más de una milla (dos kilómetros) de pasajes por debajo de la ciudad. Las autoridades dicen que al menos otro proyecto importante está en marcha, así que en muy poco tiempo los devotos podrán pasar gran parte de su tiempo en Jerusalén sin ver el cielo.

Al sur de la Ciudad Antigua, los visitantes de Jerusalén pueden acceder a un túnel abierto por un rey de Judea hace 2,500 años y caminar con el agua hasta las rodillas en el barrio árabe de Silwan. A partir de este verano, se abrirá un nuevo pasaje en las inmediaciones: el alcantarillado que se cree utilizaron los rebeldes judíos para huir de las legiones romanas que destruyeron el templo de Jerusalén en el año 70 D.C.

El alcantarillado conduce cuesta arriba, pasando por debajo de los muros de la Ciudad Antigua, y arroja a los visitantes a la luz del sol justo al lado del recinto rectangular donde una vez estuvo el templo, ahora el hogar de la Mezquita Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca.

A corta distancia de la Cúpula de la Roca hay un tercer pasaje, el túnel del Muro de las Lamentaciones, que continúa hacia el Norte desde el santuario judío, pasando las piedras cortadas por los albañiles del Rey Herodes y un antiguo sistema hidráulico. Los visitantes emergen cerca de la entrada de una antigua cantera llamada la Cueva de Sedecías, que desciende por debajo del Barrio Musulmán.



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